viernes, 17 de febrero de 2012

Los Cadáveres del Everest


Introducción.

El Everest, es la cumbre más alta del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar. Para atacar la cima del Everest hay numerosas vías abiertas, Todas ellas tienen una cosa en común; a partir de los 8.000 metros hay que atravesar la llamada “zona muerta”.

En la cima tienen una media de -36º aunque pueden llegar a caer repentinamente hasta los -60º. Las temperaturas más cálidas rondan los -19º en Julio. Para atacar la cima se sale a medía noche del campamento 4 y se tardan entre 10 y 12 horas en ascender los 1000 metros restantes, considerándose las dos de la tarde como última hora segura para hacer cumbre.

Si se llega más tarde, se corre el riesgo de perecer al frío de la noche o caer por la ladera al descender. La zona muerta. Los últimos 850 metros a la cima del Monte Everest es llamada “la zona de la muerte”, una región donde la aclimatación es imposible. El oxigeno no se puede reemplazar tan rápido como se consume y si no se utiliza bombona de oxigeno, el cuerpo se va degradando lentamente hasta un punto de no retorno.



Desde que se accede a la zona muerta el escalador está poniendo su vida en serio peligro, de forma que se si se viene abajo por el mal de altura, congelaciones, roturas… y no puede moverse por si mismo, es harto difícil efectuar ningún rescate.

Si un individuo se va al suelo y no es capaz de volver a levantarse como para salir por su propio pie, es imposible que un grupo de escaladores lo arrastren hasta sacarlo fuera de la zona muerta. Si lo intentasen se jugarían sus propias vidas.

Hay que tener en cuenta que a esas alturas, por cada paso que se da, un montañero entrenado puede necesitar realizar tres respiraciones, el corazón se acelera incluso en reposo para suministrar oxigeno con más frecuencia debido a su escasez.


Tampoco hay helicópteros de rescate porque los helicópteros comunes no pueden ascender a tanta altitud


En la foto, un helicóptero de fabricación rusa que se accidentó en el 2003 cuando trataba de aterrizar en el campamento base. Dos de sus 9 ocupantes murieron. 

-Aterrizaje de helicóptero:

En 2005, Didier Delsalle aterrizó un helicóptero Eurocopter en la cima del Everest y permaneció allí durante dos minutos. Consiguiendo el record guinnes del despegue de helicóptero desde el punto más elevado, marca que obviamente ya no puede superarse en el planeta tierra.

Video del aterrizaje (Youtube): http://www.youtube.com/watch?v=nhYG-IgsRJ0 Además, el tiempo que se puede permanecer en la zona muerta es limitado por la falta de oxígeno así que si el afectado no logra levantarse, hay un momento en el que sus compañeros o rescatadores se verán obligados a abandonarlo allí mismo a su suerte porque tienen que descender.


Los cadáveres del Monte Everest.

Hasta el dia de hoy hay cerca de 200 cadaveres en el monte everest, 150 nunca se han encontrado y los accesos a la cima están plagados de cadáveres visibles – más de 40 – que han quedado al aire en el punto exacto donde cayeron, por lo que los escaladores que suben, van sorteando cuerpos que han empezado a bautizar con nombres porque los usan como puntos de referencia en su ascensión.

Si el riesgo que supone intentar mover a un enfermo en la zona muerta hace que sea una tarea inviable, mover un cadáver es algo que casi nadie se plantea. Cuando alguien fallece, su cuerpo queda en el mismo punto donde cayó y cuando se enfría, se congela petrificándose con el gesto y postura exacta que tenía cuando expiró.

Si estaba sentado, se queda allí mismo sentado. Este fue el caso de Peter Boardman, que desapareció en 1982 intentando la complicada ruta nor-noroeste. Fue encontrado 10 años después sentado, como si estuviera durmiendo.

Peter Boardman.

Quedo sentado para siempre en el hielo, con los ojos abiertos y el pelo ondeando al viento. Durante años, quienes tomaban la ruta sur se topaban necesariamente con el. Dos nepalies trataron de rescatar el cuerpo y murieron en el intento. Finalmente, los vientos arrastraron los restos ladera abajo.





Peter Boardman, que desapareció en 1982 fue encontrado 10 años después sentado


''El Saludador.''

El más famoso y uno de los primeros que se ven es “el saludador”. Le apodaron así porque el cadaver quedó petrificado con un gesto de saludar con las brazos. Se encuentra alli desde el año 1997.





''El Saludador'' en la misma postura en la que cayó en 1997.


Tsewang z Paljor ''El Botas Verdes'' El segundo cuerpo más famoso es el de “botas verdes”, llamado así por el vistoso color fosforito del calzado que llevaba. “Botas verdes” era Tsewang Paljor, un aguacil indio que pereció por el frio el 11 de Mayo de 1996.

Paljor ascendia junto a otros compañeros a 450 metros de la cumbre cuándo fueron sorprendidos por una fuerte ventisca. Seis miembros del equipo decidieron abortar mientras que Paljor seguía adelante con dos compañeros. Su cuerpo fue encontrado después postrado en la llamada “cueva de roca”.

Sus restos se hicieron famosos por que todo el mundo que accede por la ruta sur, tenía que pasar al lado de él a menos de un metro, casí apartándose para sortearlo, siguiendo las cuerdas que se ven en la foto.




Fue un escalador indio llamado Tsewang Paljor que murió el 10 de Mayo de 1996 victima de una tormenta que se llevo aquel día la vida de otras siete personas.


David Sharp.

Al lado de botas verdes quedó David Sharp, el caso que más escándalo e indignación ha causado entre la comunidad alpinista.

Durante el 15 de Mayo del 2006 realizaba su tercer ataque a la cumbre. Había pagado solo 6.200$ por viajar con Asian Trekking hasta el campamento base y desde allí había lanzado varias acometidas en solitario, sin oxigeno, sin sherpa, sin guía, sin radio, sin medicamentos o ningún otro soporte vital.

Es decir, que subía con lo puesto casi en plan dominguero, a lo mejor con la intención de batir algún record. No se sabe si logró hacer una cima tardía pasadas las cuatro o no, el caso es que en su descenso, a última hora de la tarde, se vino abajo y se sentó al lado de el cadáver de ''botas verdes'' para intentar recobrar fuelle.

Los malos augurios de estar sentado al lado de un cadáver debieron de ser tremendos ya que como se desvelaría después, en todo momento era plenamente consciente de que estaba agonizando lentamente y que iba a acabar como él mientras otros escaladores pasaban por delante sin siquiera detenerse para prestarle asistencia.

Por delante de David Sharp llegaron a pasar de largo decenas de escaladores de una expedición comercial sin pararse. A la una de la mañana, se encontró con la expedición Brice liderada por Mark Inglis, un especialista en alta montaña que había perdido las dos piernas por congelación en 1982 y que ahora subia el Everest con prótesis metálicas. A la izquierda David Sharp y a la derecha Mark Inglis.



David Sharp y Mark Inglis.


Cueva donde escaladores situan la muerte de David Sharp.


Esta imágen no es real, es una recreación de la muerte de David Sharp, en la misma postura que lo encontraron y al lado del cadáver de ''Botas Verdes''.


Monumento del campo base en memoria de David Sharp. 

Sharp todavía respiraba e Inglis pidió instrucciones por radio a su director en el campamento base, que le ordenó continuar hacia la cumbre y en todo caso, prestarle ayuda al descender después.

Este hecho ejemplifica uno de los aspectos más criticados del Everest; la política que siguen los escaladores es una especie de sálvese quien pueda en la que solo priman los intereses comerciales o de equipo. Si un cliente contrata a un guía y unos sherpas para subir, está pagando por hacer cima y no por rescatar a terceras personas.

Nueve horas después, el guía Jamie McGuinness y el Sherpa Dawa, tras hacer cumbre, intentaban levantar a David Sharp severamente dañado por las congelaciones dándole oxígeno pero como no lo consiguieron, se vieron obligados a abandonarlo. Los miembros de la expedición Brice llevaban cámaras personales en sus cascos, recogiendo en vídeo una breve conversación con Sharp antes de morir que decía :




Dos Días Agonizando.

Contrariamente a lo que se pudiera pensar, las muertes que se producen en el Everest no son necesariamente rápidas, todo depende de las circunstancias particulares que envuelvan cada caso. La mayoría de las tentativas se realizan precisamente cuando el tiempo es favorable y los escaladores suben protegidos contra el frio, por lo que salvo en los casos en los que las condiciones metereológicas cambian bruscamente, los escaladores se enfrentan a una larga agonía por falta de oxigeno y lenta congelación que puede durar varios días.

En los casos en los que la temperatura desciende bruscamente, la muerte por hipotermia puede venir en cuestión de pocas horas.


Francys Arsentiev y Sergei Arsentiev.

Francys Arsentiev aspiraba a hacer cima sin oxigeno y el 22 de Mayo de 1998 lograba su objetivo a horas tardías junto a su marido Sergei Arsentiev en un tercer intento. Antes de partir, había pedido permiso a su hijo de 8 años para cometer la temeridad.
Durante el descenso la pareja se separó sin darse cuenta en la oscuridad de la noche. Sergei llegó al campamento solo para enterarse de que su mujer todavía no había regresado así que cogió varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla. Una decisión que le condenaba de inmediato, probablemente fruto de la euforia que provoca la hipoxia.

La mañana del 23 una expedición uzbeka encontraba a Francys a unos pocos metros de la cima, semi-incosciente con sintomas de congelación. Tras suministrarle todo el oxigeno que pudieron, intentaron arrastrarla pero resultó imposible viéndose obligados a abandonarla. Cuando estaban cerca del campamento, se cruzaron con su marido Sergei que subía al rescate, siendo esta la última vez que fue visto con vida.
Un día después, durante la mañana del 24, dos experimentados escaladores sudafricanos se topaban con Francys tirada en el mismo lugar donde la había dejado el equipo uzbeko. El piolet y la cuerda de Sergei estaban cerca pero no había ni rastro de él. Los sudafricanos cancelaron su ascensión de inmediato.



A la izquierda Francys y a la derecha Cathy O’Dowd, la mujer que la intento ayudar.

Cathy O’Dowd relató que la chica no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen. Tras darle asistencia durante más de una hora sin obtener resultados, Cathy y su equipo se vieron obligados a abandonarla alli mismo, escuchando sus suplicas mientras se alejaban. Las palabras de despedida debieron ser tremendas. Francys murió sola congelándose lentamente ya que la hipoxia no la estaba matando gracias al oxígeno que le habían dado los uzbekos y los sudafricanos, hecho que solo sirvió para prolongar su largo calvario. A Sergei lo encontró un año después la expedición “Mallory and Irvine”, se había precipitado por la ladera a pocos metros de alcanzar a su mujer.

Cathy O’Dowd ya había tenido una experiencia similar. Cuando descendía de su primera cumbre, se encontró con Bruce Herrod (El hombre que relatare a continuación)


Bruce Herrod

Cathy O’Dowd cuándo descendía de su primera cumbre, se encontró con Bruce Herrod, un escalador que a pesar de tener fama de ser muy duro en las subidas, ascendía muy lentamente. Al hablar con él, el equipo de Cathy se dió cuenta de que no estaba bien y era demasiado tarde para seguir subiendo pero no lograron convencer a Herrod, afectado por la euforia que provoca la hipoxia, de que abortase su tentativa.

Herrod hizo cima pasadas las 5 de la tarde, se autoretrató en la cumbre, llamó por radio al campamento base donde todos los allí presentes, incluida su mujer le instaron a bajar inmediatamente, conscientes de que ya era un cadáver. Dos horas después de la foto desapareció. Posteriormente se recuperó la cámara de su cuerpo y su mujer reveló la imagen que le costó la vida.


Bruce Herrod se autoretrató en la cumbre, llamó por radio al campamento base y dos horas después de la foto desapareció.

Este es otro caso común en el Everest, si alguien se siente invencible subiendo y no hay manera de convencerle de que cancele su intento, es imposible obligarle a regresar. No se puede llegar a las manos a 8.000 metros.


Lincoln Hall

Más sorprendente resulta el caso de Lincoln Hall, al que la prensa británica bautizó como el muerto viviente del Everest. El 25 Mayo del 2006 descendía de la cumbre cuando aquejado de mal de altura, empezó a acusar serias alucinaciones. Los sherpas intentaron atenderle hasta que se quedaron sin suministros y el director del equipo,Alexander Abramov, les ordenaba regresar abandonando a Hall. Cuando llegaron al campamento se comunicaba a su familia el fallecimiento.
Sin embargo, a las 7 de la mañana del día siguiente, un equipo estadounidense liderado por Dan Mazur encontraba a Hall a 8.700 metros, sentado con la piernas cruzadas, sin guantes, con el mono bajado hasta la cintura y el torso desnudo. Estaba cambiándose de camiseta. No tenía ni gorro, ni gafas, ni mascara de oxigeno o botellas, ni saco de dormir, ni mantas, ni cantinplora de agua. Cuando llegaron hasta el tan solo dijo: “les sorprenderá verme por aquí”.

Mazur tomó esta foto de Hall poco después de encontrarlo cerca de la cima.



Alucinando, sonreía a pesar de estar al borde de perder todos los dedos de pies y manos.


Mazur canceló su acometida e inmediatamente iniciaron las labores de rescate. Abramov envió a 12 sherpas que se unieron a los 4 componentes del equipo americano, consiguiendo que Lincoln bajase andando hasta el campamento, donde fue tratado de edema cerebral y se recuperó.




Desde el campamento base pudo hablar con su esposa y sus hijos que todavía no se creen lo sucedido. En esta ocasión Lincoln Hall pudó escapar al tributo que a menudo se cobra la montaña y todavía hoy es un misterio saber como su cuerpo pudo resistir aquella terrible noche.


Beck Weathers.

''36 horas enterrado bajo la nieve del Everest''

Beck Weathers, un adiestrado alpinista norteamericano, espero en coma su muerte durante la primavera de 1996. Con sólo la cara y una mano al descubierto permaneció hundido e inconsciente bajo la nieve más de 30 horas antes de que su cerebro inexplicablemente decidiera salvarle.

Beck Weathers perteneció a la infausta expedición protagonista del ''Desastre del 96''. El año más mortífero de la historia en el Everest, con 15 fallecidos; 9 de ellos tras una repentina y extraña ventisca a escasos metros de la cumbre.

Beck Weathers, de 49 años, tenía 10 años de experiencia en alta montaña cuando se embarcó en el difícil ascenso del Everest. No sin antes pasar varios meses de durísimo entrenamiento. Estaba preparado, un año antes incluso se había operado los ojos para corregir su miopía y encarar con mejor visión el desafío, en lo que sería la decisión desencadenante de su desgracia.


Aspecto que presentaba el rostro de Beck unas horas y unas semanas después.


Cuando todos los escaladores llegaron al borde sudoeste, pasado el campamento IV y a escasos 450 metros de la cumbre; una descomunal tormenta no prevista les sorprende en la última cuerda montañosa, a una temperatura de -50ºC , con vientos de 90 kilómetros por hora, los alpinistas empezaron a colapsar. En ese momento había 20 escaladoresy un parte de tiempo equivocado en los últimos 600 metros de ascensión. El drama acababa de comenzar.


Un compañero daba el parte por radio al campamento III de la tormenta a escasos metros de la cima. Su compañero Doug Hansen estaba exhausto y no podía ni continuar ni bajar. Se quedaría con él a esperar los refuerzos. También informó queBeck Weathers, nuestro protagonista, había colapsado durante la tormenta y yacía muerto en la nieve una decena de metros más abajo. Desde el campamento le ordenaron que abandonase a Doug para poder salvar su vida, pero se nego.

Desde ese momento firmo con lealtad su sentencia de muerte no sin antes pedir al campo III que le pusieran en contacto -via satélite- con su mujer, embarazada de siete meses de la que se despidió en la más absoluta soledad después de decidir el nombre de su futuro hijo.

Desde el campo III salió un equipo de rescate hacia la arista que arriesgaron sus vidas en la tormenta para salvar otras. Al llegar al caos conminaron a los más fuertes a bajar hasta el Campo III, a 7.310 metros y estabilizaron a los colapsados. No encontraron a Beck Weathers.

Los compañeros le buscaron durante todo el día para certificar la muerte antes anunciada, pero la ventisca hacía imposible ver mas allá de un par de metros. Además el propio Beck, como contaría más tarde, se había desviado unos metros de la cuerda a causa de la ceguera que le estaba provocando la congelación de sus globos oculares. Las cicatrices de su antigua operación habían reventado por el frío y su visión antes de desvanecerse era prácticamente nula. Beck decidió antes de ''doblar la rodilla'' resguardarse del fuerte viento en un recoveco de nieve.

24 horas después de su desmayo, el equipo encontró el cuerpo de Beck Weathers, al lado del cadáver de la japonesa Yasuko Namba y cubierto completamente de hielo excepto media cara y la mano derecha que se erguía como un palo, congelada con los dedos abiertos y por encima de la nieve, como saludando. Comprobaron con dificultad que aún respiraba débilmente desde el coma y decidieron, ante la imposibilidad de efectuar un traslado imposible, certificar su segunda ''muerte'' puesto que nadie había despertado nunca en la montaña de un coma hipotérmico.

Lo que ocurrió a partir de ese momento es un completo misterio para la ciencia. Beck permaneció 30 horas en un estado catatónico. El oía a sus compañeros pasar y decir “está muerto” pero no podía ni moverse ni parpadear cuando marchaban. El cerebro del alpinista consiguio despertar de una hipotermia irreversible y 36 horas después del inicio de la gran ventisca Beck apareció tambaleándose como una momia en la tienda médica del campo III.


Primeros auxilios de Beck a la llegada al campo III

El primer chequeo fue desolador. Tras su aparente lucidez se escondía un cuerpo congelado y rígido. La mano derecha era una piedra y en la cara asomaba ya la necrosis negra del tejido muerto.Beck fue reservado en una de las carpas mientras atendían al resto de pacientes no desahuciados.
Durante esa noche, la ventisca destrozó la tienda donde estaba en solitario el alpinista y parte del nylon cayó sobre su cabeza, dejandole a la intemperie. Inmóvil pasó la noche entre gritos estériles y estertores de frío. Cuando el equipo despertó y vieron el panorama pensaron en el desenlace fatal pero Becks… había vuelto a conseguirlo por tercera vez.




Detalle del rescate con helicóptero y del Doctor Ken practicando una de las curas.


Con una camilla de sogas sus compañeros consiguieron evacuarlo al campo base, a 6.500 metros. Un helicóptero lo trasladaría, desde allí a un hospital en lo que se considera el rescate a mayor altura que ha hecho nunca una aeronave de esas características. Beck Weathers pasó hasta 10 veces por el quirófano. Le amputaron el brazo derecho y los dedos de la mano izquierda y pies. También le reconstruyeron la nariz con trozos de piel de las piernas. Nunca más volvió a la montaña.



Mallory e Irving.


En 1924 una expedición británica llegó al Himalaya, la expedición tenia como objetivo conquistar el Everest por primera vez. Por supuesto la hora del té siempre fue respetada y la escasez de oxígeno no fue razón suficiente para dejar de fumar en pipa en los campamentos intermedios.



Un descanso para el tomar el té.


Estos aventureros marcaron un hito en la historia de la exploración del Himalaya. El día 7 de junio Mallory e Irvine, partieron hacia la cumbre por la arista noreste.


Última foto de Mallory e Irvine partiendo del campo IV hacia la cumbre por la zona Norte.


Tras la primera jornada de marcha, el grupo alcanzó los 8160 metros, donde instalaron el último campamento, el C6. Después, los porteadores descendieron. Al día siguiente Mallory e Irvine partieron hacia la cumbre.

Desde su campamento, Noel Odell seguía la progresión de los dos hombres con un telescopio y una cámara. Después de aquello nunca se supo más de Mallory e Irvine. En los días siguientes Odell los buscó desesperadamente. Subió en dos ocasiones hasta el C6, pero no estaban allí. Él estaba seguro de haberlos visto superar el segundo escalón (aunque con varias horas de retraso), por lo que siempre defendió la tesis de que antes de morir, habían alcanzado la cumbre.



Noel Odell siguiendo la progresión de los dos hombres con un telescopio.


- La búsqueda de Mallory e Irvine.

El 1 de abril de 1999 una expedición se desplazó a la vertiente norte del Everest para tratar de encontrar los cuerpos de Mallory e Irvine, aprovechando el bajo índice de nevadas de ese año.
Su objetivo era dar una respuesta a la pregunta que desde hacía 75 años intrigaba a la comunidad alpinística mundial:¿Llegaron Mallory e Irvine a la cima del Everest en 1924?

Un mes después la expedición encontró por fin el cuerpo de Mallory. Estaba en buen estado de conservación, boca abajo, a unos 521 metros de la cumbre.


El petrificado cuerpo congelado del escalador George Leigh Mallory se encuentran en una ladera del Monte Everest.


Cuerpo de George Mallory.

Tenía la tibia y el fémur de la pierna izquierda rotos. Como el hallazgo no resolvía la incógnita, los miembros de la expedición buscaron con ahínco la cámara de fotos que portaba Mallory.
Técnicos de Kodak habían asegurado que debido al tipo de película que se usaba en aquellos años, y a la conservación a bajas temperaturas, aún sería posible revelar las fotos que se hubieran hecho en la cumbre. Sin embargo dicha búsqueda fue infructuosa.

El mismo grupo que encontró el cuerpo de Mallory volvió a la montaña en 2001. Ese año encontraron el campo C6 establecido por los pioneros el día anterior a su muerte, pero no pudieron dar con el cuerpo de Irvine ni con la cámara de fotos. En 2004 y 2005 nuevas expediciones trataron de dar una respuesta al misterio de Mallory, pero no pudieron aportar nada nuevo.



Se puede apreciar que fémur izquierdo esta fisurado.

Tras el rescate del cuerpo han surgido nuevas especulaciones que tratan de demostrar que Mallory e Irvine pudieron ser los primeros en conquistar la cima del everest. Las más importantes son dos:

-La hija de Mallory aseguró que su padre llevaba una foto de su mujer para dejarla en la cumbre de la montaña. Como dicha foto no fuera encontrada con el cuerpo, hay quien piensa que tal vez la abandonase efectivamente al hacer cima, para morir después en el descenso.

-Mallory no llevaba puestas sus gafas de sol. Como había padecido ceguera de las nieves en su anterior intento, tanto Mallory como Irvine ascendían con gafas de sol. Si no las llevaba puestas al morir, es posible que se debiera a que ya era de noche y por tanto es poco probable que Mallory no hubiera abandonado si hubiese estado aún a 500 metros de la cima al anochecer. Por lo que la muerte pudo producirse al descender.

Por su parte, los más escépticos alegan que es imposible que Mallory e Irvine superaran el segundo escalón, (8600 m)que es el paso de dificultad técnica más alto del mundo.



Segundo escalon a 8600 m.

De hecho, este obstáculo no fue superado hasta 1960 por Conrad Anker, que ascendió por una línea fisurada, como probablemente habría hecho Mallory, calificó la vía con un nivel de dificultad 6b. Demasiado difícil para ser realizada a esa altura, con un equipo de oxígeno de 15 kilos a la espalda.


Bota de George Mallory.


El reloj de Mallory encontrado junto a su cuerpo.


Monumento a George Mallory y Andrew Irvine.


Los cuerpos no quedan cubiertos por la nieve.

Por alguna razón que seguramente aduce a explicación científica, los cuerpos que quedan en los collados del Everest no terminan cubiertos por la nieve, permaneciendo visibles durante décadas. Tal vez sea que las fuertes ventiscas limpian la nieve que cae sobre ellos antes de que llegue a cuajar o puede que los colores oscuros de la ropa atraigan mejor la luz, ofreciendo suficiente calor como para que no cuaje.
El viento hace que en una de las caras del Everest no haya nieve dejando la superficie de roca negra al descubierto.


Otros muchos cuerpos continúan en la Cima del Mundo, mostrando claramente el precio que tiene un sueño.


Aunque parezca increíble, esto es un cadáver que está en medio del campamento 3, los alpinistas instalan las tiendas y acampan como si fuera parte del paisaje.


Los escaladores que suben van sorteando cuerpos que han empezado a bautizar con nombres porque los usan como puntos de referencia en su ascensión.

Contaba la escaladora española Chus Lago en RNE, que en su escalada al Everest, el peor momento le sobrevino cuando se iba encontrando con los cadáveres de los alpinistas que no habÍan llegado a la cumbre.
Hasta ocho cadáveres encontró en su camino. Ante la imposibilidad de rescatarlos, permanecen en el mismo punto donde fallecieron.



No se sabe quien es.

No se sabe quien es.


No se sabe quien es.


Otros cuerpos, como el de la japonesa Shiroko Ota, aún cuelgan de la cuerda que les debería haber ayudado en el descenso.


La vida del 'sherpa' no vale menos.

Un tercio de los muertos del Everest eran Sherpas.


El pueblo sherpa vive pegado a las faldas del Everest, y este hecho explica su incomparable aclimatación a la altura y su resistencia. Alrededor del Everest habitan algo más de 12.000 sherpas, directamente bendecidos por el boom turístico que estalló en la zona tras la conquista del techo del mundo en 1953 a manos de Edmund Hillary y del sherpa Tenzing Norgay.

Los sherpas trabajan como guias y porteadores en la cordillera del Himalaya y cobran cerca de 2.500 euros por hacer cima, lo que es un dineral si se compara con el sueldo medio nepalí.

En los últimos años el nivel técnico de los sherpas ha mejorado mucho. Ahora son ellos los que colocan la mayoría de las cuerdas fijas en el Everest, y visten casi como los occidentales, con botas excelentes, buzos de pluma y demás material de calidad porque con lo que cobran se lo pueden permitir.


Appa Sherpa batiendo el record de ascensiónes al subir a la cumbre del Everest por 19ª vez.


Reconocen que no escalan montañas por el placer que mueve a los occidentales, sino por ganarse la vida y extraerse de la miseria que inunda su país, aunque eso les enfrente a situaciones terribles.

En el Everest un tercio de los cerca de 200 fallecidos son sherpas. Ahora se les observa como trabajadores, especialistas en el arte de acarrear bultos, montar campos de altura, fijar cuerdas, cocinar o rescatar a los que andan en apuros. Los sherpas son tipos fuertes, sí, bendecidos por una aclimatación natural a la altura que les permite moverse con soltura allí donde la mayoría de los mortales se arrastra.

Los sherpas protagonizan todos los récords:

-Babu Chiri durmió en su cima permaneciendo 21 horas en la misma y firmó la ascensión más rápida por la cara sur (12 horas y 45 minutos).

-Temba Tsheri, a la edad de 15 años, es la persona más joven en alcanzar su cima.

-Solo Kushang ha escalado las cuatro caras de la montaña.

-Nadie ha escalado más veces el Everest que Appa Sherpa (19 ascensiones).

-Fueron sherpas los que firmaron el récord de altura para un rescate, cuando descendieron a un neozelandés atascado a 8.700 metros.

Pero esto no oculta que también había sherpas entre los que pasaron en 2006 por encima de David Sharp, moribundo a 8.500 metros, sin prestarle ayuda, quizá porque nadie quiso pagar por su rescate.


Discusión acerca del uso de oxígeno.

El uso de botellas de oxígeno para la ascensión ha sido siempre muy devatido. El mismo George Mallory lo describía como antideportivo, pero concluyó que sería imposible llegar a la cima sin su uso y, por tanto, lo utilizó. Durante los siguientes 25 años la utilización de oxígeno fue considerada normal para cualquier intento de ascensión, hasta que en 1978 Reinhold Messner y Peter Habeler fueron los primeros escaladores en romper el tradicional uso de oxígeno, ambos consiguieron la primera ascensión a la cima sin usarlo. En los años posteriores la discusión sobre el uso de oxigeno continuó.

El desastre del año 1996 intensificó el debate. El uso de oxígeno embotellado permitía intentar la ascensión a escaladorespoco calificados, lo que conllevaba situaciones difíciles e incluso más muertes. El desastre del 10 de mayo de 1996 fue en parte causado por el gran número de escaladores (33 en un día) que intentaban subir, lo que causaba atascos y retrasaba a los escaladores, por lo que muchos de ellos alcanzaron la cima después de las 2 de la tarde, hora de regreso considerada como la más tardía.



Aunque parezca increible esto es una fila para subir a la cima del mundo.


Trepando el escalón Hillary. Expedición Argentina 2010 al Everest.

Krakauer propuso la prohibición del oxígeno excepto para casos de emergencia, argumentando que ello evitaría la contaminación de la montaña (gran cantidad de botellas se acumulan en las laderas) y evitaría que intentaran la escalada los montañeros menos calificados.

En busca de los muertos que se tragó el Everest.

El 25 de abril, una expedición integrada por treinta sherpas y un español, Pablo Chertudi, limpiará por primera vez la ''Zona de la Muerte'' del Everest. El objetivo: retirar de la sagrada montaña las botellas de oxígeno, restos de carpas, y basura en general desperdigadas a lo largo de la ruta. Además, se proponen recuperar alguno de los más de 40 cadáveres que quedaron en el camino.

Lo particular de esta expedición es que esta vez sobrepasarán los 8.000 metros de altura para limpiar la montaña. Se calcula que los sherpas recogerán aproximadamente dos toneladas de desperdicios (tiendas, cuerdas de escalada, ropa, material de montaña...) que cargaran a sus espaldas, para lo que se verán obligados a ascender en varias ocasiones a la denominada ''Zona de la Muerte''.


Limpieza de cadaveres por un grupo de sherpas y españoles en el monte everest.

Una misión audaz y todo un reto ya que estos residuos son los que con el paso del tiempo y en contacto con el sol producen el derretimiento artificial del hielo.

-En el año 2007 Ian Woodall realizó la expedición “Tao del Everest”, que pretendían empujar por la ladera el cadáver de la mujer ''Francys Arsentiev'' y el de ''Botas Verdes'' para devolver el buen kharma a la montaña. Solo lograron alcanzar el de Arsentiev. Toda una temeridad poner la vida en riesgo para empujar un cadáver, toda una hipocresía pretender ocultar una realidad inherente a esa montaña.


Otras muertes en la cordillera del Himalaya.

La muerte de Tolo Calafat en el Annapurna.


''Cuatro de cada diez alpinistas que encaran la cumbre del Annapurna no consiguen regresar''



El Annapurna es el monte más peligroso de toda la cordillera del Himalaya, superando por mucho al Everest.


El alpinista Español Tolo Calafat ha sido dado por muerto en la montaña del Annapurna, el monte más peligroso de toda la cordillera del Himalaya. Calafat no pudo descender de la cima del Annapurna, el helicóptero encargado de su rescate, del ejército de Nepal, no encontró acceso a la zona, a unos 7.400 metros de altura, por culpa del viento y las dificultades meteorológicas.

Tolo Calafat descendía el Annapurna en un estado de agotamiento extremo, por lo que no pudo seguir bajando de la montaña hasta el campo cuatro, al que sí llegaron sus compañeros Pauner y Oiarzabal. Desde entonces se comunico con sus compañeros a través del teléfono, e incluso se despidio de su mujer.


``Llegaron tarde a cima, quizás tenían que haberse dado la vuelta. En la subida perdieron tiempo colocando una cuerda para después bajar más rápido. Pero su sorpresa fue que al bajar se encontraron con que la expedición coreana la había quitado. Y es lo que dice Carlos: un día de cima, no se quitan cuerdas aunque sean tuyas. Pero quitar una cuerda que han puesto otros antes de que la empleen, no lo había visto nunca´´.

Eso les ralentizó pero finalmente consiguieron pasar la zona mala, y llegar a la diagonal. Ahí ya no hay pérdida, cada cual iba a su ritmo, Delante iba Juanito, en medio, Carlos con el Sherpa Dawa, y detrás Tolo con Sonam, el otro sherpa. Siguieron bajando hasta que empezó a caer la noche, y pararon a esperar a Tolo y el Sherpa, que venían detrás, pero no venían. Estuvieron esperándoles 2 horas y media, hasta que tuvieron que empezar a bajar.
A las 7:30pm Tolo nos llama por radio y dice que suban a buscarle, que está muy cansado. Le decimos que haga un esfuerzo, que no pueden subir en ese momento porque va todo el mundo muerto, que salga de ahí como sea. Entonces le dije que comiera y bebiera algo, que eso le repondría, pero dijo que no le quedaba nada de comer ni de beber.

Mientras tanto el resto continuaban bajando a oscuras. Les costó tanto llegar al campo 4 desde cima(20 horas), por las dos horas y media que esperaron a Tolo y por tener que bajar a oscuras.
Entonces llamó Tolo para decirnos que dormirian alli el y el Sherpa, que no podía más, el iba ciego por el viento, había perdido sus gafas de ventisca.
La noche era muy buena, nada de frío, nada de viento. Tolo decía que no bajaba, le intentábamos convencer de que hiciera el esfuerzo, que fuera descendiendo, que allí era muy difícil que le rescataran, pero él decía que no, que estaba muy cansado, que no se tenía de pie, que subieran a buscarle. A las 5:00am Sonam el Sherpa que estaba con el bajo porque no podía más. En el campo IV Carlos y Juanito hablan con los coreanos y les dicen que si sus sherpas que están en el campo III, si pueden subir, son sólo 600m, y que no hace falta que suban a bajarle, lo único que suban oxígeno y agua y algo de comida, que es lo que hace falta. Les ofrecen 6.000 euros, pero los coreanos se niegan, dicen que no van en el mismo grupo, no hubo forma de convencer a los coreanos.

''Nosotros en el campo base empezamos a intentar negociar con los coreanos también, pero la respuesta fue la misma, que no era su grupo y estaban muy cansados''.

Mientras tanto seguíamos en continuo contacto con Tolo. Él no hacía más que pedir que subieran a buscarle que estaba cansado. Y Pérez y yo todo el rato insistiéndole, que venga, que sal de ahí como sea, que aunque sea a rastras, que hemos llamado al helicóptero pero que a esa altura no puede, que los del campo IV están muy mal, que no pueden subir, pero que si él baja y ellos consiguen subir un poco, pues que al final se salvaría seguro.

Llegó entonces el Sherpa que estuvo con el, no se tenía de pie. Pero entonces, según pasaba el día, el otro Sherpa ''Dawa'' dijo que él salía a buscarlo. Se hacía de noche y empezaba a nevar, le parecía que era mandar a alguien a la nada, pero encontraron media botella de oxígeno de los rusos, y con una pequeña tienda, un saco, comida, agua y la botella, Dawa partió.


Sonam, en el centro, y Dawa, los heroicos sherpas que fueron voluntarios arriesgando sus vidas para intentar rescatar la de Tolo Calafat.


Quiero recalcar que Dawa tiene 50 años. Había llegado la noche anterior a las 12 de la noche de cima. Y decide salir a por Tolo ¿Qué no hubieran podido hacer los sherpas de los coreanos, que llevaban varios días en el campo 3?

Pronto Dawa se dio cuenta de que estaba más lejos de lo que pensaba. Al final, estuvo 7 horas y media de subida, de noche, en la nieve, y 4 horas y media de bajada. Pero no encontró a Tolo.
Ese día el valle estaba taponado por las nubes, y el helicóptero no pudo llegar. Si no, estaríamos hablando de otra forma.

Nosotros seguíamos hablando con Tolo, animándole para que bajara como fuera aunque fuera un poco, pero no había forma. Le decíamos unas cosas para hacerle reaccionar. En cierta manera, creo que se bloqueó mentalmente también, sólo decía que no, que le subieran a buscar. Incluso hablo con su mujer.

Le pedimos que pidiera sus coordenadas con el satelital, y eso, que es complejo, lo hizo perfectamente. Entonces supimos con certeza que estaba a 7.600m y el punto exacto en el que estaba.

Por la noche, Tolo empezó a sufrir la hipotermia. El tiempo se tornó terrible, viento, nieve, mucho frío. Se fue apagando poco a poco, tuvo una muerte dulce. En la última comunicación, ya con sólo un hilo de voz, nos dijo que la nieve le empezaba a cubrir. Le dije que hiciera un hueco para protegerse. Ya no pudimos hablar más con él, ya no volvió a contestar.



Tolo Calafat en el Annapurna.

Por la mañana llegó el helicóptero, el único helicóptero del mundo capaz de volar hasta ahí. Recorrieron el camino desde el campo IV hasta la cumbre, pero no vieron nada, buscaron exactamente con el GPS el punto exacto donde estaba Tolo, y no había ningún rastro. Había desaparecido bajo la nieve.

Oiarzabal ha revelado que llegaron a ofrecer 6.000 euros a cada uno de los Sherpas de los Coreanos por subir a rescatar a Calafat, pero no quisieron. "Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero se ha perdido la solidaridad en la montaña".